Andy Murray

Andy Murray: un hombre para todos los públicos

por Neil Edward Schlecht

Puede que la leyenda escocesa Andy Murray no haya terminado su carrera exactamente de la manera soñada - jugando la modalidad individual en Wimbledon, donde ganó el título en dos ocasiones - pero sí lo hizo al modo Murray. Jugando dobles en los Juegos Olímpicos para Gran Bretaña, el dos veces medallista de oro formó pareja con Daniel Evans y ganó su primer partido, remontando un 4/9 en el Match Tie-break y salvando cinco puntos de partido para llevarse la victoria. Él y Evans superaron también dos puntos de partido en la siguiente ronda antes de caer en los cuartos de final. Tras ambas victorias, el antiguo No. 1 mundial celebró como si hubiese ganado la medalla de oro, dejando claro el profundo amor que siempre ha sentido por el deporte.

En mayo de 2019, Andy Murray se inclinó ante el Príncipe (hoy Rey) Carlos, quien empleó una espada para tocar cada hombro del escocés y le confirió el estatus de Caballero en Buckingham Palace. Murray obtuvo la condecoración en reconocimiento a su carrera como tenista profesional, con el ascenso al No. 1 del mundo, tres títulos de Grand Slam - dos copas de Wimbledon y una del US Open - y siendo el único hombre que ha ganado dos medallas de oro olímpicas individuales, de forma consecutiva.

Desde ese momento, el escocés dejó de ser Andy, o Muzza, como muchos británicos adoraban llamarle. Se convirtió en Sir Andy Murray por devolver la gloria deportiva al imperio británico del tenis. Al conquistar el trofeo de Wimbledon en 2013, Murray cortó una sequía británica de 77 años en The Championships. Fred Perry había sido el último hombre británico en ganar el trofeo, en 1936.

A ojos de muchos aficionados en el Reino Unido, el triunfo de Murray en Wimbledon es una de las grandes gestas deportivas en la historia moderna británica.

Sir Andy escaló a cimas inimaginables a lo largo de una carrera larga y repleta de éxitos - una que prometía terminar mucho antes de lo que lo hizo. Como miembro del llamado Big Four, Murray fue el único jugador que pudo desafiar en los Grand Slam y en los Masters al trío formado por Novak Djokovic, Rafael Nadal y Roger Federer en la era más brillante de la historia del tenis masculino.

Andy Murray, Rafael Nadal, Roger Federer and Novak Djokovic

Foto: Getty Images.

Foto: Getty Images.

Aunque fuese el cuarto miembro de ese grupo - y en este momento la mayoría de los analistas se refieren al grupo como el Big 3 - Murray siempre tuvo voz entre la élite dominante del tenis. Con mayor dureza que sus rivales, la carrera de Murray estuvo plagada de obstáculos y desafíos. Su sufrimiento para sostener la presión de toda una nación, y tener que lidiar con una colección de lesiones y operaciones, transformó al escocés a ojos del público.

Procedente de orígenes humildes, entrenado por su madre en una pequeña ciudad de Escocia camino del estrellato mundial, Murray permaneció humilde, siendo un hombre de la gente. Tanto las élites del All-England Lawn Tennis Club en Wimbledon como los ciudadanos que esperaron haciendo cola para acceder a las canchas se convirtieron en sus seguidores. Los desafíos de Murray fueron visibles para todos, y nunca hizo esfuerzos para esconderlos. El escocés, que rara vez bajó los brazos sobre la pista, nunca tuvo reparos en comentar situaciones de injusticia e igualdad tanto en el tenis como en la sociedad. Especialmente en el tramo final de su carrera, Murray fue un ejemplo de entrega y determinación, extendiendo su carrera por encima de los 30 años a pesar de jugar con una prótesis metálica en la cadera.

Como todo lo que hizo en su carrera, llegar hasta ese momento fue un proceso.

La dualidad de Murray 

El escocés podía tener un carácter fuerte dentro de la pista pero ser reflexivo fuera de ella. “Andy es complicado”, dijo su antigua entrenadora Amelie Mauresmo. “Sobre la pista podía ser lo contrario a lo que es en la vida”. 

Murray trabajó a destajo en la línea de fondo, se dirigió de forma intensa a su equipo y, durante gran parte de su carrera, pareció desesperado durante los partidos. Su apodo, Muzza, se ajustaba a su juego y su personalidad en pista. El escocés parecía el tipo expresivo que podrías encontrar en la barra del pub local.

Aunque su juego pudiera ser tan alborotado como su rostro sin afeitar - algo menos fluido que el abanico de recursos de Federer, Nadal y Djokovic - Murray desarrolló uno de los restos más efectivos y uno de los reveses a dos manos más poderosos que jamás vio el deporte. Era capaz de jugar al tenis a un nivel sublime. Cuando el partido lo requería, sabía conectar un globo u optar por un revés cruzado en la cancha.

No obstante, el escocés, un contragolpeados natural, encontró el camino con dejadas, pelotas cortadas, globos y golpes sin velocidad. A pesar de tener una estatura media, ser proporcionado y tener velocidad de pies, Murray rara vez destacó por tener un tenis de gran fluidez estética.

A menudo, Murray se contentó con situar a sus rivales en patrones desordenados, forzándoles a sufrir, y viendo la manera de sorprenderles. Aunque le bastara con jugar con calma, esperando pacientemente el momento de atacar, su juego no estaba exento de perseverancia. En su mejor nivel, Murray era un maestro táctico. Con un enfoque defensivo, reaccionaba a los grandes golpes de sus rivales. La parte negativa del escocés, sin embargo, era que podía llegar a forzar esa estrategia demasiado lejos y volverse algo pasivo.

En esencia, Murray era un luchador. Y un tipo repleto de resistencia. Murray llegó a ganar 25 partidos a cinco mangas en Grand Slam a lo largo de su carrera, y ostenta el récord de remontadas tras perder los dos primeros sets. Murray completó ese hito en once ocasiones a lo largo de su carrera deportiva. Levantó esa desventaja en Copa Davis, Wimbledon (dos veces), el US Open (cuatro veces), Roland Garros (tres veces) y el Abierto de Australia (una). Tengamos un sentido recuerdo por Richard Gasquet, que llegó a tener en dos ocasiones una ventaja de dos mangas ante Murray en los Grand Slam para verlas desaparecer.

“La característica más definitoria de la maravillosa carrera del escocés es que no sabe cuándo ha sido derrotado”, escribió The Guardian.

Andy Murray

Murray ganó el título de Wimbledon dos veces. Foto: Getty Images.

Murray ganó el título de Wimbledon dos veces. Foto: Getty Images.

Andy Murray

Abierto de Australia 2023. Foto: Getty Images.

Abierto de Australia 2023. Foto: Getty Images.

En 2023, con 35 años, cuatro temporadas después de su segunda operación de cadera, Murray dio forma a su última y quizá más hermosa remontada. Sin lugar a dudas, fue la más dramática. En una segunda ronda nocturna en el Abierto de Australia, dos días después de debutar ganando en cinco mangas y tras casi cinco horas, Murray se rehizo tras perder las dos primeras mangas por 11ª ocasión. Superó a Thanasi Kokkinakis en cinco horas y 45 minutos, dibujando el partido más largo de su carrera. Acabó a las 4:05am.

Un punto de ese partido se convirtió en icónico. Con dos mangas y una rotura de desventaja en el tercer parcial, Murray trotó de lado a lado, llegando a rozar la caída en el fondo, hasta responder de manera agónica a dos remates de Kokkinakis. De alguna manera, Murray ganó un punto que parecía imposible para romper el servicio a su rival y volver a tener una nueva vida en el partido.

“Solo puedo decir que tengo un gran corazón”, dijo Murray en las horas posteriores al partido”.

“Tengo experiencia y confío en esa experiencia, ese hambre y esa lucha, y en mi amor por el juego y la competición, en mi respeto por este torneo y por la competición”, añadió. “Por eso sigo jugando”.

Es una manera hermosa de decirlo: Murray es un tipo que no rehúye ninguna pelea.

Lesiones y perseverancia

Una lucha es exactamente lo que Andy Murray tuvo con su cuerpo durante casi toda la década pasada.

Murray sufría de artrosis en la cadera. La articulación se deterioró por el contacto entre huesos y dio lugar a un dolor crónico que amenazó su carrera. Murray puso fin a su temporada después de Wimbledon en 2017 -durante su derrota en cuartos de final en SW19, se vio al escocés haciendo muecas, cojeando y apoyándose en su raqueta entre puntos-, y cayó en picada del No. 1 del mundo al No. 839. Murray se sometió a rehabilitación, inyecciones de cortisona y cirugía artroscópica, todos intentos fallidos de aliviar el dolor.

En enero de 2019, Murray, entonces de 31 años, anunció su intención de retirarse del circuito, anticipando que el Abierto de Australia sería su último torneo. Perdió su partido de primera ronda -aunque, fiel a su naturaleza, pasando de 0-2 a 2-2 en sets para forzar un quinto contra el español Roberto Bautista Agut-. En la pista, tras la derrota, se proyectó en el estadio un vídeo en forma de homenaje por parte de sus compañeros, incluidos los miembros del Big 3. fue un elogio a una carrera sobresaliente y valiente. “Gracias por dejar tu corazón y hasta la última gota de energía en la pista”, dijo Novak Djokovic.

En su rueda de prensa, Murray admitió entre lágrimas que ya había sufrido mucho durante 20 meses y dijo que había hecho “más o menos todo lo que podía intentar”.

Pero, como era de esperar, eso no fue lo último que el mundo del tenis supo de Andy Murray.

Dado que una prótesis completa de cadera no era una opción para un atleta profesional, Murray se sometió a un arriesgado procedimiento. La cirugía de superficie de cadera extirpó una sección de su fémur e insertó implantes metálicos en su cadera. Ningún tenista de élite había regresado nunca con éxito al circuito tras una operación de cadera.

Sin embargo, Murray regresó siete meses después y ganó su primer partido. El escocés, sin embargo, pasaría los cuatro años siguientes intentando recuperar su mejor forma. Hubo destellos de brillantez, pero también muchos momentos de frustración continua.

Andy Murray

Wimbledon 2017. Foto: Getty Images.

Wimbledon 2017. Foto: Getty Images.

Andy Murray

Abierto de Australia 2019. Foto: Getty Images.

Abierto de Australia 2019. Foto: Getty Images.

Andy Murray

Wimbledon 2012. Foto: Getty Images.

Wimbledon 2012. Foto: Getty Images.

“El hecho de que la estrella del tenis incluso esté compitiendo después de un reemplazo de cadera es una maravilla médica”, dijo The Sunday Times. De hecho, una “cadera Andy Murray” es ahora un término médico común para el mismo tipo de condición degenerativa y cadera reconstruida del escocés, y Amazon Prime hizo un documental llamado Resurfacing sobre la historia médica de Murray.

Después de aquella improbable y ahora legendaria victoria sobre Thanasi Kokkinakis en el Abierto de Australia de 2023 -la que terminó pasadas las 4 de la madrugada-, el propio Murray tuiteó: “Hace 2 días me topé al azar con el médico que en 2017 me dijo 'la buena noticia es que el problema que tienes en la cadera se puede arreglar, pero no podrás volver a practicar deporte profesional'. Creo que en los últimos 5 días derribamos ese mito. Buenas noches”.

Murray -con su cadera de metal- había jugado un total de 10 horas y 34 minutos en dos épicos partidos de cinco sets. Uno se pregunta si fue la cadera o el corazón lo que realmente se puso a prueba.

No fueron sólo los retos físicos los que convirtieron a Murray en una figura empática y cercana. Tras perder sus tres primeras finales de Grand Slam, Murray llegó a la final de Wimbledon en 2012. Soportando la enorme presión de Gran Bretaña, una nación entera desesperada por que Murray pusiera fin a la sequía de títulos, el escocés sucumbió ante Roger Federer en lo que fue su cuarto intento fallido de conquistar un major.

En su entrevista posterior al partido en la pista, Murray rompió a llorar. “Me estoy acercando”, dijo con la voz entrecortada. “Todo el mundo habla siempre de la presión de jugar en Wimbledon, de lo duro que es. Pero no es por la gente que nos ve. Hacen que sea mucho más fácil jugar. El apoyo ha sido increíble”.

La humanidad y la frustración de Murray estaban a la vista. Esa angustia pública le hizo ganarse el cariño del público británico y del tenis en general. Había fracasado valientemente. Murray se convirtió en una figura simpática y no hosca.

Una carrera resonante

El antiguo entrenador de Murray, Ivan Lendl, también perdió sus cuatro primeras finales de Grand Slam. Murray perdió tres contra Federer y una contra Djokovic. Parecía destinado a ser un segundón en la élite del tenis masculino (como si llegar a cuatro finales de major no fuera nada).

El escocés tuvo la mala suerte de alcanzar la mayoría de edad, y de llegar al circuito profesional, en un momento en el que Federer ya empezaba a dominar. Y sólo faltaban unos meses para la aparición de Nadal y Djokovic.

Aun así, a pesar del asombroso dominio de ese trío durante la mayor parte de las dos décadas siguientes, Murray conquistó tres majors -Wimbledon dos veces, en 2013 y 2016, y el US Open en 2012- y llegó a un total de 11 finales de Grand Slam. Acumuló 46 títulos individuales a nivel ATP, incluidos 14 ATP Masters 1000, y fue el único jugador -hombre o mujer- en ganar dos medallas de oro olímpicas en individuales de manera consecutiva (Londres 2012 y Río 2016).

La consagración de Murray, tras siete años en el circuito, llegó en 2012. Ante su público, en el césped de Wimbledon, se colgó el oro olímpico en individuales al derrotar a Federer por 6-2, 6-1 y 6-4. Un mes más tarde, Murray se hizo con su primer Grand Slam al derrotar a Djokovic en cinco extenuantes sets y ganar el US Open, convirtiéndose así en el primer británico campeón de un Grand Slam en individuales desde que Virginia Wade ganara Wimbledon en 1977.  

Murray fue un nombre fijo del Top 10 desde julio de 2008 hasta octubre de 2017 (salvo un solo mes). El escocés, que no bajó del No. 4 del mundo en ocho de los nueve rankings de fin de año durante ese periodo, fue No, 1 del mundo durante 41 semanas, terminando como No. 1 de fin de año, un honor presentado por PIF, en 2016. Sorprendentemente, fue el único periodo en el que un jugador fuera del Big 3 ocupó el No. 1 desde 2004 hasta 2022. En 2016, Murray se convirtió en el único hombre en ganar un Grand Slam, el oro olímpico en individuales y las ATP Finals, todo en el mismo año (también acumuló tres títulos ATP Masters 1000).

Andy Murray

Juegos Olímpicos 2012.

Juegos Olímpicos 2012.

Andy Murray

Wimbledon 2013. Foto: Getty Images.

Wimbledon 2013. Foto: Getty Images.

Sin embargo, incluso con esos logros, Murray fue claramente el cuarto miembro de ese grupo de élite, y quedó muy por detrás de Djokovic, Nadal y Federer en número de títulos, Grand Slams y semanas como No. 1. Pero los logros del escocés no pueden subestimarse. Tal vez deberían celebrarse aún más dada la época en la que jugó.

Rafael Nadal afirmó recientemente que Murray era el único jugador que amenazaba la supremacía del Big 3. “Era, en mi opinión, el único que estaba al mismo nivel que nosotros, en términos generales. En cuanto a victorias, es cierto que consiguió menos”, dijo Nadal. “En términos de nivel de tenis, en términos de mantener mentalmente el espíritu ganador semana tras semana, fue el único que estuvo muy cerca de estar al mismo nivel que nosotros”.

“Andy tuvo una carrera increíble”, dijo Nadal. “Fue un jugador increíble que probablemente jugó en un momento difícil de la historia del tenis porque compartió el circuito en el mejor momento de Novak, Roger y mío”.

Murray nunca se quejó de la compañía que se vio obligado a tener. Y no se quedó atrás en los enfrentamientos directos con los tres grandes, contra los que logró un total de 29 victorias, con diferencia la mayor cantidad de cualquier jugador de esa época (11 victorias sobre Federer y Djokovic, y siete sobre Nadal).

Tres partidos que marcaron su legendaria carrera:

Andy Murray

Foto: Getty Images.

Foto: Getty Images.

Final US Open 2012

Murray aprovechó la confianza que había adquirido en los Juegos Olímpicos de ese mismo verano, donde ganó el oro, y en una tarde terriblemente ventosa superó en cinco sets a Novak Djokovic, campeón defensor, para ganar su primer Grand Slam. El partido duró cuatro horas y 54 minutos, convirtiéndose en la segunda final más larga en la historia del US Open. El primer set, que duró una hora y 27 minutos, lo ganó Andy 12/10 en un tiebreak épico. Luego de pasar de 2-0 a 2-2 en sets, se convirtió en el primer británico desde Fred Perry en 1936 en ganar un título de individuales en Grand Slam y el primero en la Era Abierta.

Andy Murray

Foto: Getty Images.

Foto: Getty Images.

Final Wimbledon 2013

Este fue, según la BBC, “el día que convirtió a Murray en un campeón de Wimbledon y un tesoro nacional”. El escocés se había quitado un peso de encima con la corona del US Open y la medalla de oro olímpica el año anterior, y “la gente tenía más fe que nunca”, dijo la locutora Sue Barker. En el último set, “la esperanza se había convertido en un hervidero de histeria”, según BBC Sport. Al sacar para el título, Murray desperdició una ventaja de 40/0 y tres puntos de campeonato. En una atmósfera de tensión insoportable, el escocés logró salvar tres puntos de quiebre. En su cuarto intento, Murray finalmente coronó un tortuoso juego de 12 minutos y una sequía de 77 años sin campeones locales, provocando el delirio de la multitud cuando se anunció “juego, set y partido”. Murray se cubrió los ojos con incredulidad y cayó al césped. “La sensación abrumadora que tuve fue de alivio”, recordó Murray más tarde. “Sentí que si no ganaba Wimbledon, mi carrera habría sido vista como un fracaso y todo lo demás no habría importado”. El primer ministro James Cameron lo llamó “un día increíble para Gran Bretaña”. 

Andy Murray

Foto: Getty Images.

Foto: Getty Images.

Final Copa Davis 2015

Ganar Wimbledon no fue lo único que Murray logró para Gran Bretaña. En 2015, el escocés fue el ancla del equipo británico, impulsándolo a su primera victoria en la Copa Davis desde 1936. Murray, que ganó sus 11 partidos en la Copa Davis ese año, derrotó a David Goffin y a Bélgica en Ghent. Murray aseguró la victoria con un icónico revés que superó a Goffin por arriba. El capitán de Gran Bretaña, Leon Smith, estaba entusiasmado: “Tiene que ser uno de los mejores logros del deporte británico de todos los tiempos”.

Un líder político improbable

Murray nació en Glasgow, pero creció en Dunblane, Escocia, lejos de los jardines de Wimbledon. Comenzó a jugar al tenis a los tres años, bajo la tutela de su madre Judy. De pequeño, Murray jugaba con niños y niñas. Tenía solo ocho años cuando sobrevivió a la masacre escolar de 1996 en la escuela primaria de la ciudad. 16 compañeros de clase y un maestro fueron asesinados durante el tiroteo masivo más letal en la historia británica moderna. La familia Murray conocía al agresor.

Murray no comenzó su carrera en el circuito buscando convertirse en una voz líder en cuestiones sociales y políticas. Sin embargo, a lo largo de su carrera, se convirtió en uno de los miembros más francos del tenis profesional. Murray fue un apasionado defensor de la igualdad de género y salarial en relación al circuito femenino.

“He estado involucrado en el deporte toda mi vida y el nivel de sexismo es irreal”, escribió Murray una vez en su Instagram.

Murray se convirtió en el segundo jugador del Top-10 del ATP Tour en tener una entrenadora en su box cuando contrató a la ex número uno (y actual directora de Roland Garros) Amélie Mauresmo. La experiencia de la francesa inspiró a Murray, cuyo ranking ascendió del número 11 al número 2 bajo las órdenes de Mauresmo. Y no solo a jugar mejor sino a amplificar su voz.

Murray escribió una columna en L’Equipe, el periódico deportivo francés, en 2015. “¿Me he convertido en feminista?”, escribió. “Bueno, si ser feminista significa luchar para que una mujer sea tratada como un hombre, entonces sí, supongo que lo he hecho”.

“Cuando era más joven, no pensaba en cosas así. Pero ahora que lo he visto con mis propios ojos, es bastante sorprendente la poca cantidad de entrenadoras que hay en el deporte”, dijo Murray en un ensayo para la BBC en 2017.

“Trabajé con Amélie porque era la persona adecuada para el trabajo, y no por su sexo”.

“Que una mujer entrene a un hombre rompe algunas barreras”, declaró Mauresmo a L'Equipe.

Amelie Mauresmo and Andy Murray

Mauresmo y Murray en Wimbledon 2014. Foto: Getty Images.

Mauresmo y Murray en Wimbledon 2014. Foto: Getty Images.

Serena Williams and Andy Murray

Murray jugó con Serena Williams en Wimbledon in 2019. Foto: AFP/Getty Images.

Murray jugó con Serena Williams en Wimbledon in 2019. Foto: AFP/Getty Images.

“Un jugador masculino destaca como defensor de la igualdad (…): el británico Andy Murray”, afirmó la revista Elle en 2017. “Andy ha sido genial, y probablemente sin darse cuenta”, coincidió Billie Jean King.

Después de que estallara un debate sobre la igualdad salarial entre hombres y mujeres en Indian Wells en 2016, Murray fue enfático. “Creo que debería haber igualdad salarial, al 100 por ciento, en todos los eventos combinados”, dijo el escocés. “Lo que no entiendo es por qué no sería algo de lo que los tenistas se enorgullecieran, ser parte del único deporte en el que los ingresos de hombres y mujeres son iguales”, respondió Murray. “Eso es positivo. Es algo que los tenistas deberían celebrar”.

Murray tampoco tuvo miedo de usar su posición como el mejor jugador británico y dos veces campeón de Wimbledon para alentar al major sobre césped a mejorar su programación de partidos femeninos en canchas principales.

El escocés también denunció con frecuencia el sexismo que sigue arraigado en el periodismo deportivo. En varias ocasiones en conferencias de prensa, Murray corrigió a los periodistas que pasaban por alto a las mujeres cuando hacían preguntas. Después de la derrota de Murray en cuartos de final en Wimbledon ante el estadounidense Sam Querrey en 2017, un periodista afirmó: “Sam es el primer jugador estadounidense en llegar a una semifinal de Grand Slam desde 2009”. Murray lo interrumpió de inmediato para decir: “El primer jugador estadounidense masculino”, aclarando que Venus Williams ya había llegado a la semifinal de Wimbledon ese año. En los Juegos Olímpicos de Río en 2016, Murray fue felicitado por ser “la primera persona en ganar dos medallas de oro olímpicas en el tenis”. El escocés intervino rápidamente: “Creo que Venus y Serena han ganado aproximadamente cuatro cada una”.

La autora de Harry Potter, J.K. Rowling tuiteó en respuesta: “Como si necesitáramos más razones para adorar a @andy_murray: acaba de recordarle a John Inverdale [de la BBC] que las mujeres también son personas”.

Murray recibió una emotiva despedida de héroe en su última aparición en Wimbledon este año. En un homenaje en video, Serena Williams elogió los esfuerzos del escocés por lograr una mayor igualdad en el tenis. Williams dijo que Murray ocupaba un lugar especial en su corazón “porque siempre hablas mucho a favor de las mujeres y de todo lo que las mujeres merecen”.

“Fuiste líder en eso”, continuó Williams. “Siempre estaré agradecida”.

Murray no solo se centró en cuestiones de sexismo en el deporte. El escocés se pronunció con frecuencia a favor de los derechos LGBTQ, el matrimonio entre personas del mismo sexo y el movimiento Black Lives Matter. En 2022, Murray donó todo el dinero de su premio para proporcionar suministros médicos y kits de desarrollo a los esfuerzos de guerra de Ucrania, por lo que más tarde recibió el Premio Humanitario Arthur Ashe.

Andy Murray

El momento de la despedida de Murray en la Centre Court de Wimbledon. Foto: Getty Images.

El momento de la despedida de Murray en la Centre Court de Wimbledon. Foto: Getty Images.

Andy Murray se ha convertido en un líder político, pero también ha tenido que ganarse el apoyo de su público en su torneo local, Wimbledon (el más formal de los cuatro grandes), y en todo el mundo. Su camino hacia la aceptación y apoyo del pueblo no fue fácil.

Aunque cuando era adolescente se proyectaba a Murray como la próxima gran esperanza de Gran Bretaña para ganar Wimbledon, no siempre fue el favorito del mundo del deporte. Muchos lo desestimaron porque no era inglés. Después de todo, era escocés. 

Durante años, el estrés quedó grabado en el rostro de Murray y arraigado en su juego. Sin embargo, a pesar de todo, el escocés ejemplificó tenacidad, resiliencia y coraje. Perseveró, acumuló una espectacular carrera en el Salón de la Fama e incluso fue nombrado caballero por sus logros.

"Siempre me sentí un poco incómodo con ese título", dijo Murray sobre su nombramiento en un podcast en 2023. "Estaba agradecido por el reconocimiento y todo, pero también me sentía un poco incómodo con eso. Siempre pensé que llamar a la gente 'Señor' estaba reservado para los maestros o los mayores y me sentí muy joven para tener ese título".

Antes de que Wimbledon siguiera el camino de los otros majors y eliminara su exclusivo día de descanso el primer domingo de la quincena, en raras ocasiones había algo conocido popularmente como "Domingo del Pueblo". Los terrenos del All England Club se abrieron para permitir el juego con el fin de compensar la programación perdida debido a la lluvia, y las entradas se vendieron a precios más accesibles. (Sorprendentemente, dada la tendencia de las Islas Británicas a la lluvia de verano, el Domingo del Pueblo solo se produjo cuatro veces en la historia del torneo). Pero en esas raras fechas, Wimbledon permitió que las masas, en lugar de las élites que normalmente tenían entradas exclusivas, ingresaran al terreno e incluso a la sagrada Cancha Central. En ocasiones, se convirtió en un día ruidoso.

El británico Tim Henman fue el centro de atención en dos ocasiones en el People’s Sunday, en 1997 y nuevamente en 2004. Henman estaba bien afeitado, era correcto, hablaba con un acento elegante y jugaba un tenis de saque-red refinado, aunque algo rígido.

En retrospectiva, es una pena que Andy Murray nunca haya tenido la oportunidad de entretener a las masas en el famoso campo SW19. Murray siempre pareció un tipo normal. El escocés hizo carrera siendo desaliñado. Parecía perpetuamente desaliñado. Incluso con sus dos títulos en Wimbledon, para el pueblo de Gran Bretaña, Sir Andy Murray siguió siendo Andy.

O Muzza. La pretensión nunca fue parte de su juego.

Cuando se retiró del tenis por primera vez en 2017, Murray dijo simplemente: “Tener el respeto de tus pares es lo más importante”.

Tanto de sus pares como del público: Murray se ganó el respeto de ambos.

¡Muchas gracias, Andy!